martes, 6 de julio de 2010

Identidad Intercultural


Desde muy temprana edad todos los seres humanos vamos encontrando y buscando rasgos de pertenencia que nos permitan ir forjando lo que finalmente será nuestra identidad. Ya sea de la familia o del entorno que nos rodea adquirimos costumbres, creencias, valores o gustos que van construyendo nuestra personalidad, pero ¿Qué pasa cuando en nuestro entorno hay diferentes culturas, es decir, es multicultural y se caracteriza por la convivencias y vinculación de varias de ellas, o sea es intercultural?

Desde que Colón piso América, nuestro continente se ha definido en un paisaje que dibuja diferentes culturas, ya sea por la migración o el mestizaje se ha producido un “choque” de razas que ha caracterizado todos los procesos de colonización y conquista de América. Es por ello que ha sido necesario para comunicólogos, antropólogos, sociólogos, psicólogos, literatos, etc. Estudiar, conocer y definir algunos aspectos de este fenómeno.

El antropólogo cubano Fernando Ortiz, se refiere al momento del descubrimiento como “lo encontrado no fue en realidad un "nuevo mundo" sino varios mundos nuevos. Dos mundos que se ignoraban se descubrieron el uno al otro...No fue tan solo un encuentro de hombres diversos, sino el inesperado contacto, abrazo material y espiritual de dos civilizaciones o, como quizá se diría mejor, de dos culturas” (Vicente Romano; pág. 4)

A partir de este descubrimiento es como se han ido configurando a través de la historia y la literatura diferentes visiones del proceso de la identidad, es así como por ejemplo el escritor peruano José María Arguedas, nacido en la localidad Quechua de Andahuaylas, ha usado la temática de la identidad y la interculturalidad para escribir su obra autobiográfica “Los ríos profundos”, en ella cuenta la historia de un niño llamado Ernesto que deja la comunidad indígena que lo vio nacer para ir a estudiar a la ciudad. Este cambio significa para él, no tan sólo dejar la naturaleza del campo y a su familia, sino también un cambió de costumbres y valores que lo hacen luchar en la incertidumbre, entre mantener la identidad de sus raíces o adquirir e impregnarse de la identidad que le presenta la ciudad. Es una obra llena de descripciones que nos da a entender los conflictos que puede generar en la formación de la identidad la interculturalidad para un ser humano.

Sin lugar a dudas el problema que vivió José María Arguedas podría ser replicable una infinidad de veces, si nos remitimos a Chile y específicamente a Temuco podemos por ejemplo encontrar el caso del poeta Elicura Chihuailaf, de origen mapuche y obstetra de profesión nace en el campo en alero de una comunidad que le enseñó entre otras cosas, la importancia de la conversación. En su adolescencia sintió el exilio, al tener que cambiar su entorno familiar por la soledad de un internado en la capital de la Región de la Araucanía, Temuco. Es ahí donde encuentra en el papel y a través de la prosa el espacio donde expresar su nostalgia por revivir su hermosa niñez en la pre cordillera de la Araucanía.

Sus escritos hablan de la fuerza de los ríos, de las tonalidades del cielo, del aroma de las flores, de las conversaciones entorno al fogón familiar. A través de la prosa da cuenta de los ciclos de la naturaleza, de su amor por los animales y por la tierra que lo vio nacer.

Ambos escritores le escriben a su origen, a la naturaleza, hablan sobre su propia experiencia y dan cuenta del conflicto por la identidad que generó o genera en ellos la cuestión de la interculturalidad.

Creo que teorizar acerca de este tema tiene aspectos positivos y negativos, pues como dije anteriormente permite conocer y definir aspectos de lo que quizás sea la aproximación a un “nuevo tipo de identidad”, sin embargo el lado negativo de la diferenciación podría ser la discriminación y estereotipación que se podría producir.

Cabe destacar que referir el concepto de interculturalidad, según Juan Ansion “es la relación entre gente que comparte culturas diferentes y está muy alejada de la idea de mestizaje que representa un proceso ya obsoleto en nuestros días”. De lo anterior se desprende que “el mestizo” sería una catalogación para los individuos que tienen padres de distintas razas, pero que no necesariamente sería, según mi perspectiva, su identidad un producto de la interculturalidad.

En términos más generales lo que aquí se propone es que la interculturalidad que se produce en Chile genera una identidad diferente que no se puede simplificar al simple hecho de tener padres de diferente raza, pues como al comienzo he planteado la identidad se forma a través de los valores, costumbre y creencias que no necesariamente se practican por tener antepasados de alguna cultura. Así por ejemplo nuestra madre puede tener antepasados de origen mapuche y nuestro padre puede ser español, pero si ambos han sido criados en un entorno donde no se expresen las costumbres y valores de sus antepasados, no podría considerarse que su relación ha sido un fenómeno intercultural, pues ambos han formado su identidad en la misma cultura.

Néstor García Canclini en la contra tapa de su libro “Diferentes, desiguales y desconectados” se afirma que “la interacción entre culturas se intensifica, impulsada por los intercambios tecnológicos y económicos. El aumento de choques interculturales hace pensar que soportamos mal tanta proximidad.(…) Según la mayoría de los antropólogos, algunos procesos nos diferencian y otros nos homogenizan. Los sociólogos se detienen a observar los movimientos que nos igualan y los que aumentan la disparidad. Los especialistas en comunicación suelen pensar las diferencias y desigualdades en términos de inclusión y exclusión”

Es en este último punto donde quisiera detenerme, en el rol de los comunicadores. Tal vez es ese el motivo que me ha llevado ver el fenómeno de la interculturalidad de otra perspectiva y también, porque no decirlo, a preferir un curso de Literatura y no de otra índole, ya que creo que la mezcla entre Periodismo y Literatura enriquece a ambas disciplinas, aun cuando sus objetivos sean diferentes.

El comienzo del periodismo surge durante el período de la ilustración en un intento de los burgueses por consolidar un espacio de la esfera pública. Es por ello que junto a las pretensiones de los burgueses, el periodismo de esa época, era una herramienta que principalmente significaba una forma de criticar los diferentes cánones de la sociedad.

La literatura en cambio surge de una forma más armoniosa en que las palabras toman a los personajes, el autor y los lectores, como una forma de contar lo que no es contado, pero sin un afán esencialmente crítico, sino más bien dialógico.

El encuentro entre ambos conceptos; Periodismo y Literatura sería un discurso que hoy fácilmente podría considerarse el fundamento de la cultura, sin embargo esta acepción es la principal critica a la globalización.

El Periodismo es más “sabroso” cuando utilizamos elementos de la Literatura y la Literatura es más crítica cuando recurrimos a principios del Periodismo, ambos discursos se enriquecen y dan lugar a esta nueva composición discursiva que en nuestro mundo globalizado intenta hacer recuperar la identidad cultural y que nos podría entregar elementos para definir la nueva identidad como producto de la interculturalidad.

Como bien expresa García Canclini, los comunicadores intentan distinguir las diferencias en términos de inclusión o exclusión, sin embargo creo esto también lo hace la Literatura que como en los ejemplos de Arguedas y Chihuailaf, ambos se sienten excluidos y lo expresan en su Literatura lo que da pautas para comenzar a formular una caracterización de la identidad creada a través de un fenómeno de interculturalidad.

Esto sería algo así como un individuo confundido, con incertidumbres y con necesidad de expresión, de valores mixtos y dualidad de creencias, amante de la naturaleza y con un gran respeto hacia las razas indígenas. Todos los anteriores rasgos que deberían ser potenciados y comunes para el país y continente en que vivos, ya que el primer paso para crear o formar una identidad nacional e hispanoamericana es reconocernos a nosotros mismos como interculturales.


Ana María Aceitón.
Ensayo presentado para el Optativo de Literatura Hispanoamericana Contemporanea UACh
Nota: 6.5

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