jueves, 11 de febrero de 2010

Patitas de grillo


El día en que nací comenzó con una mañana calurosa, de esas en que se despierta con un rayo de sol que pasa por entre la cortina, un día típico de verano en la capital de la novena región de Chile, Temuco. Según mi mamá ese día había varias mujeres en las mismas condiciones que ella, pero seguramente, aún cuando todos naciésemos el mismo 25 de Enero de 1990, los niños o niñas que ese día llegaron al mundo tendrían un destino muy diferente al mío.
En sus recuerdos mi madre siempre insiste en que fui el más sano de sus tres hijos al nacer, que fue el parto en el que menos sufrió y en el que estuvo más tranquila, tal vez insiste tanto en eso porque nunca imaginó lo que sucedería 6 meses después y quizás todavía no se lo explica.
Mi hermano mayor, Carlos, había nacido por cesárea que tuvo a mi mamá en recuperación varias semanas , y el nacimiento de mi hermana Anita que había sido su primer parto normal, también la dejo varios días adolorida después de 6 horas de trabajo antes de dar a luz. Sin embargo conmigo eso no sucedió yo nací rápido y sano, pesé 3,100 kg. y medí 50 cm., mi mamá se sentía muy bien y habían muchos niños que querían nacer en esos días, así que no alcanzamos a estar dos días en el hospital y nos enviaron a la casa.
Mis padres nunca pensaron demasiado el nombre de sus hijos, incluso dicen que a mi hermanita inicialmente le pondrían María Angélica, pero el día que tuvieron que inscribirla en el registro civil decidieron ponerle Ana María. Mi nombre lo eligió mi mamá y aunque ella dice que sólo le gustaba, mi papá asegura que fue por el recuerdo de un amigo de ella, en todo caso y como haya sido me llamaron Luis Alberto, no obstante y sin ningún motivo especial sólo me dicen Albertito. En casa todos estaban muy contentos con mi llegada, mi papá volvió a ilusionarse con la idea de ser un ejemplo para un varón, pues sabia que mi hermano Carlos, que cuando yo nací tenía 7 años de edad, ya no lo veía como su héroe pues había encontrado en la televisión sus nuevos superhombres y mi hermanita Ana, que no alcanzaba los 2 años de edad, era la princesa de sus ojos y él sólo pensaba en protegerla. Conmigo sintió que una parte de él volvía a nacer.
Creo que a pesar del ánimo de mi papá, lejos el más entusiasmado con mi llegada era mi hermano, supongo que porque tuvo que esperar 6 años para tener alguien con quien jugar y seguramente se desilusionó un poco cuando nació mi hermana, porque era una niña, pero un año y medio más tarde nací yo y las ilusiones de días de juegos reaparecieron, como él mismo diría después yo era su socio. (...)

No hay comentarios:

Publicar un comentario